jueves, 23 de diciembre de 2010

A partir de ese día, tus costumbres se hicieron mías - CIPI



Momento 3 (Su momento)




Sólo preguntarte me calmaba. Sólo si te hacía daño podría consolarme, y sólo necesitaba saber que no era todo una jodida y completa mierda.


Un rayo de sol, un mechón y tres minutos.






Cuando me enamoré de tí. 

¿Te acuerdas de un día muy desordenado?
A partir de ese día tus costumbres se hicieron mías y no las olvidaría hasta diez meses después de que todo acabara.

Estabas de espaldas contra la ventana, de tarde. ¿Ahora lo recuerdas?
La habitación completamente desordenada, casi ni un centímetro de suelo visible. Había botellas, ropa, zapatos, una guitarra, papeles sueltos, tazas, gafas de sol, pañuelos de papel, cajetillas, cables e incluso todo tipo de ropa interior.

Estabas descalza, de puntillas, un poco asomada, las piernas cruzadas... Esto no lo recordarás porque es otra de esas costumbres tuyas.
Llevabas una camiseta vieja, de esas que te llegan a la mitad del muslo y sueles llevar en verano.  Se te marcan los hombros cuando te apoyas en el alféizar, como si fueran dos clavos que sobresalen, como si quisiesen salir. Esas camisas te hacen una arruga justo en el culo. Parece hecha para que yo lo pueda ver.

Tu pelo caía tan largo... que parecía que no podías verlo de una sola pasada, tenías que arrastrar la vista de arriba a abajo. Ver todas sus curvas, la forma en la que se posaba sobre tus picos. Veía todos esos mechones sueltos que no querían seguir al resto, tan rebeldes como tú, todos aquellos colores que tenía, las sombras que le hacía el sol, lo que brillaba...

En la mano sostenías un cigarro, parecía que ni siquiera hacías presión, que podría caerse en cualquier momento. Tomabas una calada tras otra, haciendo que me repugnara aquello cada vez más, mientras el humo se desvanecía muy lentamente.
Me quedé perdido en todos esos pliegues que hacía a contraluz.

Hasta que desperté cuando te moviste, corrompiendome. Para coger la goma de tu mano izquiera, la que siempre llevas. Otra costumbre. Recogiéndote el pelo, tan desordenadamente como eres tú. Deslineado, con algún rizo rebelde que quedaba descubierto, otros sobre tu cara, despeinado. En ese momento uno de tus pendientes mostraba un destello de luz, uno de esos dichosos cuatro pendientes de tu oreja izquierda, reflejaba un jodido rayo de sol.

Ví a cámara lenta como te girabas, tu cara estaba iluminada, suave, con los pómulos marcados por las sombras. Me pareció ver tus ojos más claros que de costumbre, tu mirada más limpia aún siendo tan oscura, tu maquillaje tan negro, con tus ojeras tan marcadas. Esto, como de costumbre, haciéndote la expresión mucho más agresiva.

¿Vas recordando?, en ese momento me levanté para ponerte el pelo detrás de la oreja. En ese momento, sentí que ponía todo tu desorden a raya.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Pasión inmadura




Momento 2

Cada uno decide ser lo que es.
Quizá hay ciertos días en los que ni siquiera puedes con tu alma, hay días en los que quieres que llegue el fin de semana, que llegue un viernes a última hora, que nunca lleguen las doce del Domingo, que el sábado dure 48 horas, que esos momentos especiales se paren y duren lo máximo posible, sólo buscas una escapatoria de la rutina, algo que te haga salir de la mierda acumulada de toda la semana, de todos los problemas acumulados, que aunque pequeños, juntos, son demasiados.

Deseas con ansia algo que tarda demasiado en llegar, algo que en vez que tres días, medio siglo es lo que parece quedar. Es que, hay veces en las que no tienes el suficiente ánimo para regalarle al mal tiempo una buena cara, que ni siquiera puedes encender un mechero. Los pies se te duermen y tienes ojeras por levantarte a las cuatro de la mañana.
Sólo quieres algo nuevo, algo nuevo que a veces llega pero desprecias porque realmente no lo querías, porque no sabes lo que quieres, pero quieres algo. Entonces, todo va en tu contra y empiezas una dinámica de pisotón tras pisotón, lluvia tras lluvia, descuido tras descuido, de mierda sobre mierda.

Pasas de un día querer comerte el mundo con un dedo, demostrar que tu estas ahí, pisando fuerte para dejar huella, con ganas de fiesta, a querer que lleguen las doce para poder irte a dormir a la hora de siempre. No sabes lo que tienes, ni lo que quieres.
Quiero algo que anime al personal y acabo dando vueltas sobre la misma piedra.

¿Qué ves a tu alrededor? apoyo. ¿Por qué apoyo? porque es lo que es correcto decir.
Pero nadie se da cuenta de tu situación, de que tienen que hacer que seas positiva, pero es casi imposible y no ayuda casi nada, pero aunque no lo quieras, el apoyo siempre es una muestra de afecto universalmente aceptada, ¿no?. Mi época, ¿cual es esa época?, una época de mierda, hay muchas veces que pasas por baches, que tienes miedo al día a día, tienes miedo al futuro, a lo que pueda pasar, a lo que pasa o cosas que puedan salir haciendo referencia a lo que pasó, tienes miedo a la felicidad, a sentir, a no sentir, a reir o a llorar, tienes miedo de la vida, de arriesgar y perderlo todo. Cuando estás mal, sólo quieres arriesgar lo menos posible, ir de poco en poco, pisando sobre seguro, apostando para ganar y haciendo callar. Supongo que esto es la vida, ¿dura?, tienes razón, no has elegido estar dónde estás, pero siempre puedes estar peor, el sufrimiento es nuestro mayor miedo, tenemos miedo al miedo , muchas veces no sabemos que hacer, como mirar o que palabra articular, ¿qué haces? te limitas a seguir la vida, dejar que las decisiones de tomen en el ultimo momento, cuando sabes qué es lo que hay, bueno o malo, lo sabes. Admiro a aquella gente que está permanentemente feliz, por las oportunidades que da la vida, por lo que la vida le ofrece, por aquello que le hace un poco más feliz cada día y porque las malas rachas son juegos del futuro, si, yo era una de estas personas y digo era porque no puedes ser positiva toda la vida, solo puedes serlo cuando las cosas positivas , superan a las negativas y no viceversa, pero siempre llega el momento de sufrir y bueno, supongo que por todo se pasa y que falta poco para que ese grano de la nariz se quite con tus problemas. Terminas cualquier cosa, por no seguir escribiendo, porque cada palabra es un motivo más para no estar bien, porque cada una de las palabras hace que tus ojos se empañen un poquito más y porque si empiezas a criticar al mundo, acabarás muriendote del asco, en el que vives.

Bienvenido, Instinto

martes, 15 de junio de 2010

· Me gustaba como aparecías cuando ya te daba por perdido. - TC

(Uno)



Lunes y tan oscuro a las tres de la mañana. 
En mí, y en esta puta cama sólo quedan posados recuerdos y todo está más borroso que nunca. Ciertas horas donde mi subconsciente sólo ve cosas buenas en cada uno de los soplos de aire fresco que puedan correr por una habitación herméticamente cerrada. Ciertamente, esto hace que todo lo que pienso no se pueda escapar, y entonces me encierro pensando en tí. 











                Todo lo que no me gusta de tí:

· Escuchar tu respiración, pausada. 
Parece una tontería, pero siempre me tranquilizó que tu respiración no fuera ni fuerte ni acelerada, creo que la recuerdo casi tan bien como tu voz. 

· Tu olor a tabaco. 
Siempre lo odié. Ese olor a tabaco mezclado con colonia... Pero hace tiempo que no forma parte de mí, porque hace tiempo que no estoy contigo.

· Tu cara iluminada bajo el fuego de un mechero. 
Sentía que cuando se iluminaba, a través de tus ojos podía ver lo que hay dentro de tí. Ahora me conformo con simplemente verte a tí. 
Y...¿sabes? tus labios se iluminaban simétricos.

· También me gusta recordar cómo me sonreías;  Haciéndome partícipe de tus juegos, desafiándome para que jugara contigo, sacándome de quicio, cuando discutíamos pero sólo yo me enfadaba, cuando salías corriendo y me dejabas atrás, cuando me hacía una pequeña bola y me dabas un beso en el milímetro de mejilla que sobresalía para que saliera y viera tu puta sonrisa.

· Me gustaba cómo me pedías perdón. Cogiéndome del brazo y ladeando la cabeza. A la izquierda.

· Tu letra. Siempre fuí muy pesada, pero me quedaba atontada viéndote escribir, moviendo tan suave la mano, sin hacer presión, parecía que el papel estaba predestinado a escribir "Gilipollas" sólo si tú lo escribías. Tan zurdo para todo.

· Recuerdo tus manos mejor que las mías propias. Y recuerdo todas y cada una de las veces que simplemente posé mi mano sobre la tuya para que se me cayeran los dedos y se entrelazasen con los tuyos. 

· Me gustaba la forma

· Me gustaba como aparecías cuando ya te daba por perdido. Cuando menos te lo esperas, sonriéndome y adueñándote de mi mirada. 

· Me gustaba cuando me tratabas con cuidado, mirándome cómo si fuese simplemente un cristal a punto de reventar.

· Me encanta como pronuncias mi nombre

· Me gustaba cuando me cogías por la cintura para no dejarme escapar. Ciertamente, sé que no sabes nada de todo lo que pueda pensar de tí, y dudo que lo sepas en un futuro. 

· Me gustaba cuando preguntabas, vacilabas, jugabas, engañabas, mirabas, sonreías, eras sincero, indeciso, tierno o muy niño. Pero siempre fuiste más bien un puto cabrón impredecible. 




            Y ahora, perdóname, por todo esto.


jueves, 4 de marzo de 2010

1/2- LLDSO














Aquella noche comenzó con unas pequeñas risas catalogadas que se fueron incrementando cada vez que un sorbo más de ese jodido alcohol invadía nuestras bocas.
Lo único especial de aquellas siete horas era nuestro primer y penoso aniversario, lo único especial de lo que se había encargado de destruír, con premeditación y alevosía.
Haciendo que necesitara ahogarme entre tantos vasos, para recordarme de nuevo lo gilipollas que era, para tratar de paliar algo de todo la mierda que me había soltado. Llevaba más de trescientos sesenta y cinco días soportando todas sus mierdas y ni siquiera había sido capaz de demostrarme el más mínimo interés.

Pretendía demostrar con todas mis fuerzas que ni siquiera me importaba, pero todo esfuerzo era completamente inútil, creo que lo único que me consolaba era vomitar. Vomitarte a tí, para conseguir sacarte de dentro y que me importases lo mismo que yo a tí.

Aquella fiesta durante la celebración de muerte de mi primer aniversario me resultaba agotadora. Había humo por todas partes, borrachos, sudor, sangre, música demasiado alta, drogas, faldas demasiado cortas, camisas desabrochadas, babas, alcohol, y mis ojeras. Tenía la misma cara que un Bulldog Inglés.

No paraba de enumerar mentalmente todo lo bueno que había dado de mí, y él por su parte, todo lo que le sobró. Retumbaba en mi cabeza tratando de quedar tatuado.  Lo cierto es que me sentía valiente y me estaba llenando de ganas de decírselo. Tenía tan claro todo....O lo creía tan fielmente como a mi botella.

Aumentaron proporcionalmente mi valentía con mi borrachera. Hasta el punto de estar lo suficientemente ebria como para coger aquel dichoso móvil y hacerle frente, escupirle toda a mierda y ¿por qué no?, romperle esa cara de niñato.

Encontrar aquel diminuto trasto entre el acervo de cosas que en mi bolso podían ocupar, me resultó casi imposible. Parecía un pozo sin fondo, trataba de no tirar nada al suelo pero no dejaba de vaciarlo, solo pretendía coger mi jodido móvil hasta que me dí por vencida, igual que en mi vida, igual que contigo.

¿Por qué siempre que se trata de luchar contra tí todo acaba igual?, yo perdiendo. ¡Podrías perder aunque fuera como regalo de aniversario!, ¡Ah no, que ni siquiera existe para tí!.

Me recosté sobre aquella puta mesa como un peso muerto, cerrando los ojos y sin parar de dar vueltas todo dentro de mí. Empecé a llorar porque ni siquiera era capaz de llevar una borrachera, ¿Cómo iba a llevar una relación? ¿Cómo iba a conseguir que te enamorases de mí?.
Me pareció que pasaron tres horas allí tirada, pero creo que apenas fueron unos minutos.

Abrí los ojos de nuevo para contemplar mi bolso, lejano, invencible, desafiándome.
Pero ví un ticket de supermercado, ¿de dónde había salido eso?.
Me aproximé a cogerlo a duras penas, y pude leer "¿Buscas tu iPhone? lo sé...no puedes vivir sin él ¿Verdad?. ¿Quieres recuperarlo? vé al baño y abre la taza."

Ya, claro...¿Mi borrachera y yo tendríamos que jugar a un juego?, ni de coña....

¡Joder me han robado el móvil!, es el día mas feliz de mi vida...
Resignada fuí hacia el baño arrastrando mis pies, ni siquiera me importaba no encontrarlo ya me daba todo igual, pero no estaría mal que el karma me devolviera algo.
Efectivamente, debajo de esa tapa no estaba. Había en su lugar otra de esas dichosas notas, me convencí para no leerla y me senté en el suelo.

Vomité en aquel baño todo lo que pude y ni siquiera conseguí encontrarme mejor. En cuanto abrí los ojos volví a ver esa estúpida nota que no conseguía leer.
La cogí y me reí de ella en voz alta "¿Quién coño eres? ¿Que eres muy guay dejando esta mierda de notitas?". Pero la leí.
"Necesitaba intimidad, perdóname. Vaya valiente haciendo caso a una nota que podría ser de un acosador ¿no?. No me gusta que sigas notas de desconocidos que hurtan los teléfonos de chicas guapas como tú...Es un poco desconsiderado por tu parte. De todas formas...Sal fuera, creo que te vendrá bien tomar el aire"

¿En serio?
No pretendía hacer caso a las cuatro tonterías que me dijeran, y esa fiesta me llevaba agobiando al menos dos horas, así que saldría pero para irme a mi casa.
Mi siguiente problema fué encontrar mi cajetilla, el aire frío venía bien, pero un cigarro me vendría mejor. A duras penas conseguí encontrarla y "¿Un cigarrito para bajar la tensión? recuerda que estábamos jugando y no puedes volver a casa sin móvil. Sabía que harías justo esto, y por la misma razón quiero que cruces al parque de en frente hasta la plaza del medio. No creo que te de miedo, viendo que fuiste a un baño donde te podían haber violado para recuperar tu dichoso teléfono. "

Esto es una jodida pesadilla.
Sólo me podría imaginar que él se hubiera tomado tantas molestías de hacerto esto y molestarme tantísimo a mí. Pero era otra estúpidez más, me parece demasiado laborioso como para que pueda salir de su imaginación, le pegaba más haberme dado un beso acompañado de un "feliz aniversario", y si quieres lo tomas y si no lo dejas, como las lentejas.

Caminé rumbo a mi casa, estaba incluso demasiado cerca, para lo que necesitaba caminar. Llegué tan pronto que me senté en el banco de en frente mientras acababa mi cigarro.
Me quedé allí un buen rato, con la mirada perdida, pensando en todas las tonterías que había hecho esa noche y fustigándome por tu culpa, por todo lo que te quería. Creo que ya no me quedaban lágrimas y ni siquiera tenía fuerza de buscarlas. Decidí buscar las malditas llaves y retirarme de todos estos juegos, necesitaba dormir.

Me dispuse a abrir la puerta cuando casi por casualidad ví un post-it pegado en el cristal "Igual de retorcida que siempre...Haciendo cambiar mis planes para salirte con la tuya ¡Que mala!. Bueno, después de este acto de protesta no te marearé más, gírate"

Ni siquiera me dió tiempo a girarme cuando alguien me tapó la boca acompañándolo de un "shh", justo lo que necesitaba ahora mismo...
Me puse muy nerviosa. Previsible. Pero era él, olía su perfume y entonces me callé enfadándome muchísimo.


- Súbete en el coche
- Me subo pero a mi casa
- ¿No quieres tu móvil?
- ¿Quieres una denuncia?
- No seas infantil. Sube.
- He dicho que no. Coges tu coche y te vas a donde te salga del culo.
- Por favor
- ¿Por favor?, ¿tú que te crees que son palabras mágicas? ¿que es tan fácil?
- No me enfades y súbete al coche
- ¿Qué me vas a secuestrar?

Sin mediar mayor palabra me agarró como un saco y me metió en el coche. Creo que los vecinos se percataron de ello.
Arrancó con todas sus ganas ¿para evitar más escándalo?...Era imposible.

- Párate quieta
- ¡¿Tu crees que esto es normal?! ¿Crees que puedes desaparecer durante todo el día sin decirme nada y aparecer de repente? ¿Crees que puedes robarme el móvil como si tuvieras derecho? ¿Crees que puedes permitirte juzgarme y manejarme a tu antojo? ¿Crees que obligándome a hacer algo que realmente no quiero hacer vas a arreglarlo todo?





.

 Empezaba a tener demasiado miedo y todo aquel morbo se habia convertido en panico nervioso,
El pulso estaba acelerando poco a poco y temia que pudiera pasar.ME arrepentia de esta situacion pero es todo culpa del alcohol, no se de quin es la culpa , tampoco se si me importa.

martes, 23 de febrero de 2010

Ese beso terminó como mis malos hábitos. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba enganchada hasta el fondo.- LLDSO





Aquel beso que casi sin querer me había regalado, resultó como una ráfaga de aire fresco y libre que entraba en mí.

Fué mucho más poético de lo que quería dejarse ver, entró en mi cuerpo suave, como un cosquilleo. Era como el anhelo de un deseo bien guardado.

Me recordó a una noche en la que sólo hubo oscuridad. Arropada por sentimientos, tan nuestros que podríamos haberles puesto nombre porque nadie se hubiera atrevido a negárnoslo.
Incierto, suyo, tímido, sofocante, mío, momentáneo...y rápido, demasiado.




Ese beso terminó como mis malos hábitos. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba enganchada hasta el fondo.

Tanto fue, que en un abrir y cerrar de ojos llegó. No lo esperas, sientes todo y nada, pero sigues.
Empiezas a verlo a cámara lenta, tan lenta que la vida te pasa a su lado, y ni siquiera te das cuenta de cuánto te está consumiendo.

La realidad se puso en rebelión.

Siempre fuí la perdida y eso decidió, dejar que acabara de perderme y estamos todavía en el mismo sitio. Tragué saliva, sus manos estaban frías. Cerré fuertemente los ojos, no podía presenciarlo, ser consentidora de algo que tanto rehusaba.

Mi enajenación hizo que no pudiera sentir su respiración, ni siquiera la mía. Hasta que me sobrevino un suspiro ahogado, como si mi cuerpo tratase de enfrentarme a todo aquello.  
Notaba su mirada sobre mí, intimidándome y casi traspasándome. Ví cómo se abrían sus labios, como si estuviera frente a mi asesino quitando el seguro y preparado para apretar el gatillo, relamiéndose.

Esta vez era tan diferente... Esta vez sus labios no se acercaban a los míos, sólo decían que querían hablar conmigo.


Como un reencuentro con mi pasado.

No sé si fue el día mas frío del año, pero a mi me lo pareció. No estoy segura de si estaba preparada, pero todavía no paro de arrepentirme.

Su primera mirada fue lo suficientemente álgida como para parar un tren. En ese momento lo entendí todo, tan rápido como un soplo de verdad que me tiró al suelo. Sólo me basto algo tan banal para que la indecisión, mi perturbación, el miedo, la ansiedad o la impotencia irrumpiesen.

Tenía tanto miedo, que no controlaba bien los extremos.
La voz me temblaba, los pelos se me ponían de punta, y creo que el corazón se me iba parando. Me estaba agobiando ver como hablaba tan firme y seguro,como si llevase toda la vida preparado para esto.  Y me ví tan súmamente débil...

Todas esas palabras me sobrevenían a cámara lenta, pero con ansia. Miré al cielo, tratando de buscar la respuesta, ¿qué respuesta?, ni siquiera lo sabía.
Veía mover su lengua, tan acompasada, tan rápida y lenta. No podía concentrarme en escucharle, no podía en general.

No sentía la necesidad de escucharle una vez más, sólo sentía la necesidad de estar un poco más a su lado. Aprovechar el momento, siendo el último, o el primero.


Pero se paró el tiempo, y sentí que lo único que trataba de decirme era que me echaría de menos.


Posó un mano en mi cuello, rozando mi yugular, y acariciando mis labios. Lo último que le escuché decir fué: "lo siento".




sábado, 20 de febrero de 2010

La vida empezó, cuando empecé a hablar sobre mí haciéndome tercera persona.
A través de sus ojos
Espero que algún día suene su voz susurrándome al oído como aquel día. El día de su regreso.